miércoles, 8 de febrero de 2012

Nuevas tropelías de la RAE

Ahora sí que la RAE ha tocado definitivamente fondo, y ha perdido la poca credibilidad que pudiera quedarle. La institución, una rémora que arrastramos desde el Ancien Régime, no conforme con soltar de vez en cuando algún despropósito, se terminó convirtiendo en departamento comercial y laboratorio de I+D del Grupo Planeta. De esta manera, la presión por editar nuevos libros que colocarles a los pobres incautos es la fuerza motriz que lleva a este conciliábulo a disparatar de continuo, para justificar la publicación de una nueva edición de sus ladrillos.

No contentos los académicos con las últimas concesiones al analfabetismo —porque eso, y no otra cosa, es lo que les ha llevado a rehacer una gramática que hasta la fecha nunca había requerido rebajar el nivel para colocar una nueva remesa de ejemplares (a mayor gloria de Lara)—,  la panda del moco ha decidido aceptar arrejuntarse, almóndiga, murciégalo, dotor, asín, agora o crocodilo. Vamos, que «Dotor, me he comido solo una almóndiga asín de grande porque tenía más hambre que un crocodilo, y agora estoy colgado como un murciégalo y no me puedo arrejuntar a nadie» —¡Maldita sea, veo que el corrector del Firefox no me ha subrayado en rojo murciégalo ni crocodilo!— es una frase perfectamente válida para esta camarilla.

Pero es que es de lógica cachaba: si los zotes piensan que 2+2=5, la solución no pasa por aceptar 5 como un valor alto de 4. Y si los tipos desprovistos de facultades atléticas no llegan a superar la marca de salto de altura para clasificarse, no se arregla decretando que a partir de ahora los centímetros tienen sólo 5 milímetros. Oh wait! Si éste país es el país donde se eliminó por decreto el 0 de las notas para elevar la media, y se hizo que la Selectividad puntuara sobre 14 en lugar de 10 para que más estudiantes llegaran al 5, obviando que, en el primer caso, el 1 sigue siendo un 0, y que el hecho de aprobar con un 5 actualmente es el equivalente a hacerlo con un 3,57, por mucho que se cambie la nomenclatura. Supongo que lo hicieron para que nadie más tuviera que ser suspendido por no tener ni idea de fracciones, ya que está claro que los que inventan estas leyes sí debieron de tener serios problemas para poder llegar al 5 en las matemáticas de la EGB, a juzgar por la ignorancia que demuestran.

Ya está bien de mantener un negocio editorial privado con impuestos de todos y, lo que es áun más grave, a costa del libre desarrollo y estandarización del español,  lengua que ellos  han monopolizado, pero que en realidad nos pertenece a nosotros, a los hablantes.

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